Esta calle que acabamos de mencionar en Instagram, es la arteria principal del centro de la ciudad de Granada. Su trazado y desarrollo se produjo a finales del s XIX, 1890-1896 como resultado de las exigencias de una burguesía que había tenido su desarrollo a partir de la producción de azúcar basada en la remolacha cultivada en la vega de Granada. Esta burguesía pudiente, exigía una calle “moderna” donde tuvieran cabida los edificios, también modernos, que estuvieran acorde al nivel económico de sus propietarios. La intención era conectar con una calle nueva, la estación de tren recién construida en Avda. Andaluces con la nueva estación de tren que se construiría en el otro extremo de la ciudad, y que sería la estación de los trenes hacia la costa. Evidentemente esa segunda estación nunca se hizo y aún hoy se está estudiando la posible viabilidad de esa conexión ferroviaria con la costa granadina…
La construcción de esta Gran Vía, lógicamente se hizo sobre una parte de la ciudad que ya existía y por lo tanto provocó una serie de destrucciones y derribos para su apertura. Esta nueva calle, vendría a reemplazar a la calle Elvira como el eje principal de la ciudad. Si tenemos en cuenta que esa zona de la calle Elvira debe su nombre a la puerta de Elvira del s. XI, pues podemos fácilmente suponer que la Gran Vía provocó la destrucción de la trama medieval que en mejor o menor medida se había conservado hasta los años 90 del siglo XIX. Destrucción de edificios como el Palacio de Cetti Meriem, La Casa de Diego de Siloé, la Casa del Marqués de Falces, el Colegio de San Fernando, el Colegio Eclesiástico y la Casa de los Seises…
Los edificios que se construyeron siguieron la línea de su época, decoraciones modernistas en el exterior, pero no así en sus interiores, en algunos casos, construcciones neogóticas como la iglesia de los Jesuitas, edificios historicistas…
La especulación de los años 60-70 también está presente y es fácilmente reconocible viniendo a sumarse al desbarajuste.
Ya en los inicios, el proyecto tuvo su oposición, siendo posiblemente Ángel Ganivet el más ferviente oponente, reclamando la singularidad de la ciudad antigua frente a los vientos de lo moderno. Evidentemente su oposición sirvió de poco pero parece que estaba destinado a sufrir castigo eterno por su oposición como así demuestra el hecho de denominar otra calle “moderna” como Ángel Ganivet (si levantase la cabeza…)
A pesar de lo expuesto, recomendamos hacer el recorrido por esta vía principal, y si tiene la oportunidad, hágalo en otoño para ver los arboles ginkgo biloba con su amarillo espectacular, a finales de octubre y por la noche para disfrutar de la iluminación de las “farolas” tan especiales.