Palacio de Comares - Guía de la Alhambra



Palacio de Comares

El Palacio de Comares en la Alhambra de Granada está compuesto por un conjunto de dependencias agrupadas en torno al Patio de los Arrayanes, con galerías porticadas en los extremos, situándose al norte la Sala de la Barca y la Sala de los Embajadores, que ocupa el interior de la Torre de Comares, desde donde se domina el valle del Darro.

Yusuf I quiso que la decoración de su residencia oficial dejara maravillado al visitante, por lo que ordenó que se construyera y adornara de manera exquisita, aunque probablemente no viese terminada esta obra, ya que diversas inscripciones atribuyen su autoría a su hijo Mohamed V.

Es el palacio más importante, residencia oficial del Sultán y lugar donde se encontraba la sala del trono. Fue edificado y ricamente decorado por Yusuf I, a quien debemos gran parte de las construcciones existentes en la Alhambra.

En el Patio Dorado encontramos la fachada de acceso a este palacio, de gran belleza y construida por Muhamed V, hijo de Yusuf I. En ella se abren dos puertas, la de la derecha daba acceso a las dependencias familiares y la de la izquierda (por donde se continúa la visita) a la zona oficial del palacio. La decoración es muy rica en toda la fachada, con zócalo de cerámica, y yeserías, destacando el bello alero de madera.

Continuando la visita, llegamos al Patio de los Arrayanes, también conocido como de la Alberca y de Comares. Es un patio clásico de tipo arábigo-andaluz, con dos pórticos en sus lados menores, una gran alberca en la que se reflejan las construcciones, rodeada por macizos de arrayán, y dos pilas de mármol que vierten sus aguas en el estanque. Los pórticos tienes 7 arcos semicirculares, siendo mayor el central, de paños de yeso calados. Sobre el pórtico sur se elevan dos plantas, una con siete ventanas con celosías de madera, siendo la central doble, y otra superior ésta con una galería sobre el patio. Las dependencias del pórtico sur quedaron destruidas al construirse el palacio de Carlos V, que se adosa a éste.

En el lado norte encontramos la mayor sala de toda la Alhambra, el Salón de Embajadores, antiguo saló del trono. Esta sala se encuentra cobijada dentro la Torre de Comares, que con sus 45 m. de altura es la mayor de toda la fortaleza. Para llegar a ella, y tras atravesar el pórtico encontramos, en primer lugar, la sala de la Barca, con hermoso techo de madera, copia del original que ardió en un incendio en el siglo XIX; como nota curiosa decir que, tras la puerta que se abre en la parte izquierda de esta sala se encuentra la letrina del palacio, no visitable. Saliendo de la sala de la Barca, en el espacio entre ésta y el Salón de Embajadores, podemos ver, a la derecha, un pequeño oratorio, probablemente reservado para el Sultán.

Llegamos ya al Salón de Embajadores, envuelto en una relajante penumbra. La iluminación nos llega de las ventanas presentes en los camarines que se abren en las paredes, tres por cada muro. En la central, frente a la puerta, era donde se situaba el trono y es la más ricamente decorada. A mayor altura una serie de ventanitas caladas iluminan el bello techo de madera, que representa los siete cielos del cosmos islámico que recorre el alma del creyente hasta encontrar a Allah. De nuevo en el patio, seguiremos la visita por una habitación del lado este, que nos comunica con el Palacio de los Leones. Esta comunicación es moderna, ya que antiguamente estos dos palacios no estaban comunicados directamente.



Sala de la Barca

Desde la galería norte del Patio de los Arrayanes y a través de un arco apuntado de mocárabes, accedemos a la sala de la Barca, cuyo nombre parece provenir de una degeneración del término árabe baraka, que significa bendición. Esta sala, de forma rectangular de 24 metros por 4,35, parece ser que era más pequeña en un principio, y su ampliación fue realizada por Mohamed V. En esta sala existió una bóveda semicilíndrica que fue destruida por el fuego del incendio de 1890, sustituida por una reproducción de aquella que fue totalmente terminada en 1964. Los muros presentan ricas yeserías con el escudo nazarí y dentro de él, la palabra «Bendición» y el lema de la dinastía «Sólo Dios es vencedor».

La sala se encuentra rodeada por un zócalo en cuyos extremos encontramos alcobas con zócalos de azulejos, que revisten las columnas que sujetan arcos peraltados y festoneados de mocárabes y pechinas.

Antesala del espacio más importante del Palacio de Comares, su denominación puede derivar de la forma de su bóveda semicilíndrica, semejante al casco de un barco invertido, o tal vez de la palabra árabe al-baraka (la bendición), repetida insistentemente en las yeserías de sus muros.

A finales del siglo XVI fue necesario repintar el techo, por lo que también se la conocía hasta épocas recientes como Sala Dorada. La forma y dimensiones del techo lo convierten en un ejemplar extraño y único. El original quedó casi totalmente destruido a consecuencia de un incendio el 15 de septiembre de 1890, finalizando su restauración en junio de 1965, a partir de dibujos, fotografías y piezas salvadas.

La armadura, de lazo ataujerado, es de madera de pino. Sus extremos son de cuarto de esfera con decoración de lazo de 12. El eje central conjuga ruedas de 12 y sinos o estrellas de 8, combinándolas sucesivamente.

Un zócalo de diferentes alicatados reviste toda la sala, incluidas las alcobas que se abren a los extremos mediante grandes arcos semicirculares. Las alacenas fueron ampliadas en el siglo XVII para abrir sendas ventanas con rejas al patio, como puede verse en los grabados del siglo XIX y en fotografías antiguas.



Salón de Embajadores

Este salón de la Alhambra era el centro simbólico del poder nazarí que se pone de manifiesto en el refinamiento y esplendor de la decoración. Presenta planta cuadrangular y se abre en el interior de la torre de Comares. Es la sala más espaciosa y aquí se celebraba el gran consejo presidido por el rey en presencia de todos los grandes del reino: visires, ulemas, alcalde, capitanes. También era usado para recepciones de enviados u otras personas de alto rango.

Esta es la sala más majestuosa de palacio, donde se encontraba el trono y se realizaban las recepciones oficiales.

La sala comunica con la Sala de la Barca por un doble arco. Es una sala cuadrada, de 11,30 de lado por 18,20 de altura, que tuvo suelo de mármol, aunque hoy día es de losetas de barro, en el que se observa en el centro el escudo de los Alamares, realizado en azulejos en el siglo XVI. Las demás paredes de la sala presentan cada una tres arcos que dan a tres camarines abiertos en el espeso muro de 2,5 metros de grosor, con balcones gemelos y ventanas encima.

Podemos observar que el salón se haya repleto de inscripciones decorativas: tacas, nichos, arcos, paredes, camarines, etc. se hayan repletos de poemas, alabanzas a Dios, al emir, el lema de los nazaríes o textos del Corán, como el que encontramos en la cámara central, la del trono, situado en el alfiz de su arco, que según la traducción de Echevarría reza así:

«Ayúdeme Dios apedreador del demonio. En el nombre de Dios que es misericordioso y tiene misericordia. Ser, Dios, con nuestro Señor Mahoma y su generación, compañía y salvación. Y di: Mi ayuda de la ira de Dios y de todo el demonio que permite rompimiento del infierno; y me libre del mal del envidioso cuando se dispone a envidiar. Y no es viva otra divinidad que la de Dios a quien alabar eternamente. La loa al Dios de los siglos.»

La cámara central, es la de mayor riqueza en cuanto a su decoración. Junto a la inscripción anterior del alfiz, encontramos un artesonado de lazo que cubre el interior de la cámara, que está rodeada por un zócalo de alicatados, adornados con yeserías.

La sala está rodeada por un zócalo de piezas vidriadas formando figuras geométricas, sobre el que podemos admirar una bellísima decoración de atauriques recubriendo la pared, combinando elementos geométricos y vegetales con gran armonía, rematada por una cornisa de mocárabes pintados. Según Fernández-Puertas, el techo se presenta como la representación de los Siete Cielos del Paraíso Islámico, con el trono de Dios situado en el octavo cielo, representado por el cubo central de mocárabes, y los cuatro árboles de la vida situados en las diagonales. La cúpula es una obra maestra de carpintería. Está compuesta por paños de madera de cedro cubiertos de lacería, con un gran cubo de mocárabes en el centro, salpicado de multitud de estrellas, pintado de tal manera que parecen nácar, plata y marfil.

Esta distribución no sólo proporcionaba una atmósfera fresca al estar la mayor parte del espacio en penumbra, sino que además la luz llegaba que del exterior producían efectos de intensa iluminación que se concentraban en el trono.



Torre de Comares

La torre de Comares es la mayor de las torres existentes en la Alhambra, con una altura de 45 metros. Su nombre se debe a las vidrieras de colores de los balcones que iluminan la gran sala que ocupa el interior de la torre, denominadas «comarías».

Entre los muros de la Sala de la Barca y los de la sala inmediata hay un estrecho pasadizo con dos puertas. La de la izquierda da paso a las habitaciones superiores del torreón (el dormitorio de invierno del sultán y la salida a la terraza de la torre). La de la derecha nos permitirá llegar a una habitación con un nicho al fondo, con arco de herradura apuntado, decorado de ataurique. Dicha estancia fue un pequeño oratorio, se utilizaba exclusivamente por el emir.

La torre tiene varias ventanas en sus cuatro fachadas, con gárgolas como las de la Torre de la Justicia y almenas a las que les añadieron remates piramidales en el siglo XVI. En el interior se encuentra el Salón de los Embajadores.

Se dice que en esta torre se celebró el Consejo en el que se acordó entregar Granada a los Reyes Católicos. Cuentan que desde uno de sus balcones, la madre de Boabdil, al saber que su hijo estaba negociando con los cristianos la rendición, le dijo: «Mira lo que entregas y acuérdate de que todos tus antepasados murieron reyes de Granada y el reino muere en tí». También dice la leyenda que fue aquí donde Cristóbal Colón convence a los Reyes Católicos de su expedición a las Indias por Occidente que le llevó al descubrimiento de América el 12 de Octubre de 1492, y donde la reina Isabel le ofrece a Colón sus joyas para financiar el viaje.

El nombre Comares se explica de varias formas contrastantes. Unos pretenden que se refiere a las vidrieras - amariyya - que cubrían sus ventanas, otros dicen que viene del pueblo malagueño de Comares dónde se habrán fabricado los cristales. Y el autor libanés Amin Maluff pretende que viene del árabe kamar, por lo cual sería Torre de la Luna, esto porque los astrólogos lo utilizaban para estudiar el cielo nocturno.



Fachada de Comares

Es la torre de mayores dimensiones. Tiene planta cuadrada, de 16 m. de lado y 26,80 m. de altura. Tiene cuatro pisos y una planta baja con silo y mazmorra. Estaba almenada pero en 1522 fueron destruidas las almenas por un terremoto.

Esta torre es la más simbólica de La Alhambra. Estaba rematada por una campana que utilizaban los árabes para anunciar desastres. Desde su posición de privilegio se domina una gran extensión de territorio, toda la Vega granadina, las cumbres, los barrios, etc. y era fundamental en la defensa y vigilancia.

La planta de la Torre de la Vela mide 16 metros de lado y 26,80 metros de alto. La base es maciza y tiene cuatro pisos con arcos apeados por pilares. Durante algún tiempo, esta torre se convirtió en vivienda, por lo que su aspecto ha cambiado con respecto al que tuvo en sus orígenes. En el segundo piso tuvo almenas hasta el siglo XVI. La ubicación actual de la campana en la fachada occidental es de 1840 y tuvo que ser reconstruida posteriormente debido a la caída de un rayo en 1882.

La campana es la gran protagonista de esta torre. Antiguamente, su toque servía como reloj nocturno a los agricultores de la Vega para regar sus campos. Comenzaba a sonar de 8 a 9:30 de la noche, y seguía sonando a distintos intervalos y con distintos toques hasta las 3 o las 4 de la mañana, según la estación del año. Esta campana también ha servido para llamar a los granadinos en caso de peligro. Hoy en día, es el día 2 de enero de cada año cuando la torre de la Vela y su campana recuperan el protagonismo que tuvo antaño. En conmemoración de la fecha en la que los Reyes Católicos tomaron Granada, existe una tradición por la cual todas las muchachas solteras de la ciudad que hagan sonar la campana el 2 de enero de cada año, contraerán matrimonio antes de que termine el año.

El paisaje que podemos observar desde la torre es maravilloso, ya que es posible disfrutar de un solo vistazo de una panorámica de la ciudad, Sierra Nevada, la vega y los pueblos de los alrededores.



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